Cuatro siglos no son nada. La actual empresa Castañer fue fundada en el año 1927 por Luis Castañer y su primo Tomas Serra, como sucesora de un pequeño taller de alpargatas que se remontaba, dentro de la misma familia, al año 1776, cuando nació el primer alpargatero del que se tiene constancia, Rafael Castañer. Así pues Castañer ha vivido en cuatro siglos diferentes. Hoy, cuenta con puntos de venta propios en Barcelona, París, Valencia y Madrid, factura siete millones de euros al año y tiene unos 80 empleados.
Todo en torno a la alpargata. Todo en esta familia gira alrededor del calzado y del toque de modernidad que Isabel y su difunto marido (la segunda generación que tomó el mando de la empresa a principios de los 60) le dieron. Rafael, el hijo pequeño, está en el equipo creativo de la firma; Antonio es el encargado de los números, Lluís, el mayor, centrado en los aspectos técnicos para llevar los diseños a la práctica y la única chica, Cristina, lleva las tiendas de la marca. Sólo hay uno que no trabaja en el sector. En las oficinas de Banyoles (Girona), donde trabajan todos, los zapatos con suela de yute aparecen en cada esquina.
Un par por menos de diez pesetas. De aquel Rafael Castañer que decidió dedicar su vida a este tipo de sandalia en 1776 se sabe que era un artesano que hacía espardenyes y que a partir de 1920 Luis Castañer industrializó el proceso y nació la marca con el nombre Castañer. Más tarde compraron una fábrica en Figueras y se dedicaron a vender en los mercadillos de los pueblos. El éxito fue inmediato, ya que los campesinos no se podían permitir gastar más de diez pesetas en cada par de zapatos, y las alpargatas cumplían ese requisito.
Y llegó la Guerra Civil. Con la Guerra Civil todo se fue al garete. En la fábrica de Figueras ya trabajaban cerca de 100 personas cuando la empresa fue nacionalizada, ya que se consideró que su producto era de interés militar, pues los soldados eran enviados al frente calzados con alpargatas. Durante varios años los Castañer estuvieron produciendo para el Ejército.
La posguerra y las odiadas Chirucas. Los tiempos de la guerra fueron malos, pero mantener activa la maquinaria les permitió seguir trabajando en una posguerra muy pobre, en las que sus alpargatas (un calzado barato) volvieron a calzar a miles de españoles que no podían aspirar a unos zapatos. Sin embargo, a finales de los 50, muchos campesinos se convirtieron en obreros urbanos, y las famosas Chirucas acabaron con el reinado de las alpargatas y las sumieron en una profunda crisis.
Cambios en la Costa Brava. Los Castañer buscaban desesperadamente la forma de salir de la crisis mientras en la Costa Brava todo cambiaba. Siendo como era una zona discreta y exclusiva, muchos famosos comenzaron a pasar allá sus vacaciones y, para disfrutar esos días de descanso, se calzaban las alpargatas (entre ellos Grace Kelly y Cary Grant). Fue entonces, en 1968, cuando Lorenzo Castañer y su mujer Isabel Sauras Muñiz (actualmente viuda, matriarca del clan y motor de la empresa) cogieron esas alpargatas que comenzaba a arrasar en la Costa Azul y las llevaron a ferias en ciudades como París, Milán o Nueva York. Comenzaba el despegue.
Y Dalí, ayudando. Por aquella época los Castañer fabricaban la alpargata plana en cinco o seis colores y la llamada daliniana, normal pero con cintas negras. Fue entonces cuando comenzaron a verse las fotos de Dalí con alpargatas y el mundo empezó a conocerlas.
Calzado que enamoró a los nórdicos. En su empeño por hacer rentables fuera de España las alpargatas, y aprovechando las ayudas que tenían por exportación, a principios de los 70 los Castañer comenzaron a vender fuera. Para sorpresa de todos, las espardenyes enamoraron a los nórdicos. Pronto se descubrió la explicación; las llevaban dentro de casa porque les recordaban a sus vacaciones en España, pero sobre todo porque eran frescas. En las regiones del norte de Europa las calefacciones van por el suelo y ellos antes llevaban zuecos, pero cuando comenzaron a vivir en pisos no podían ir con esos zapatazos de madera porque molestaban al vecino.
Con Yves Saint Laurent llegó la fama. En una feria en París, el diseñador más importante de la época, Yves Saint Laurent, pidió una alpargata con tacón, algo que no se había hecho durante los milenios en los que la alpargata había existido. Quiso un modelo con cuña que él mismo dibujó y en pocos días los Castañer se lo enviaron. En el desfile no se habló de otra cosa que no fuera aquel calzado que pasó a ser símbolo de moda y lujo. Desde entonces, Castañer ha fabricado alpargatas que incorporan en sus colecciones de verano las más prestigiosas marcas del mundo de la moda y el lujo como Burberrys, Céline, Charles Jourdan, Christian Dior, Coach, Coco Chanel, DKNY, Giorgio Armani, Hermès, Inès de la Fressange, Kate Spade, Polo Ralph Lauren, Stéphane Kelian, YSL...
¿Y vosotras que opinais de las alpargatas de Castañer?